sábado, 24 de diciembre de 2011

El Mercado de San Miguel

Irene Fernández Jubitero

En pleno corazón del Madrid castizo, al lado de la turística Plaza Mayor, se levanta un mercado que pretende ser tradicional y adaptarse a los nuevos tiempos, el Mercado de San Miguel, considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.

Mercado de San Miguel (Foto: Irene Fdez)
 
Un mercado en la historia
Entrada (Foto Irene Fdez)

El mercado se encuentra en un emplazamiento que ya desde tiempos remotos fue lugar destinado a la venta de productos perecederos, cuando durante el reinado de José I Bonaparte se demoliera la iglesia parroquial de San Miguel de Octoes al quedar ésta en ruinas por un incendio.

A partir de la segunda mitad del S. XIX, con el creciente interés por higienizar y mejorar las infraestructuras urbanas, se comienzan a construir mercados cubiertos con estructura de hierro. Hasta nuestros días la capital sólo conserva el de San Miguel que, tras el intento de Joaquín Henri por cubrirlo en 1835, se inaugura como mercado cerrado bajo la dirección de Alfonso Dubé y Díez en 1916.

Detalle Mercado de San Miguel (Foto: Irene Fdez)
     En 1999, gracias a fondos europeos y de los propios comerciantes, se inicia una remodelación para conseguir superar la competencia de los modernos supermercados y centros comerciales.










La oferta

Techo (Foto: Irene Fdez)
En el Mercado de San Miguel los turistas son mayoría, y es que es difícil mirar a otro lado al pasar por las calles colindantes. Por fuera, una majestuosa estructura de metal acristalada; por dentro, un popurrí de sabores, colores y olores se extiende bajo el techo de madera.
 
Si bien este céntrico mercado, que se vende como mercado tradicional sin llegar a serlo, supone un triunfo como centro gastronómico y como lugar que acoge eventos nacionales e internacionales de ocio y cultura gracias a las sociedad “El Gastrónomo de San Miguel”, en la Taberna del Ocioso seguimos centrándonos en las zonas de alterne y no en los muchos puestos de venta de productos que hay.

Pinchos variados (Foto: Irene Fdez)
La oferta del Mercado de San Miguel es amplia, bien podemos comer de picoteo o bien tomándonos algo más de tiempo. Aunque los precios son algo disparados merece la pena acercarse a alguno de los numerosos bares del interior y degustar los suculentos y originales pinchos que nos ofrecen: croquetas de todas clases (1€/unidad), vieiras (5,5€/u), tapa de huevo y hongos (2,20€/u), pinchos de pollo tandoori o de tomate cherry con mozarella, entre otros, (1,70€/u), etc.

Bocados ligeros en los que se mezclan distintos sabores que harán que salgamos de la rutina de tapas tradicionales y que podremos tomar en alguna de las muchas mesas altas que se extienden por el interior para tal fin.

Zumos naturales (Foto: Irene Fdez)
Para saciar la sed, además de los habituales, vino, cerveza y refrescos, podemos innovar nuestra hora del picoteo en el puesto de zumos naturales, donde también venden exquisitas ensaladas preparadas o bandejas de fruta cortada ¡Sanísimo!
 
Recomiendo entrar y dar una vuelta para observar cuál de los bares se adapta más a nuestros gustos o a nuestro bolsillo y, cómo no, para empaparnos del curioso ambiente que se respira.

En el Mercado de San Miguel la experiencia gastronómica y el ajetreado y colorido entorno hacen del aperitivo una vivencia única.


Mercado de San Miguel
Plaza de San Miguel S/N
Metro Sol (L1, L2, L3), Ópera (L2, L5, R). Renfe Sol (C-3, C-4)

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