lunes, 19 de diciembre de 2011

Mamina, un café de lo más hogareño

Foto: Ana Muñoz
Ana Muñoz Carriedo

El Café Mamina situado en Malasaña destaca por ser uno de los más acogedores y por hacer sentir a sus clientes como en casa. No se trata del típico bar al que entras y ves como sus mesas y sillas son iguales y están colocadas una detrás de otra, sino que aquí las mesas y sillas son todas distintas, de estilo muy clásico como si se tratase de los muebles de casa de nuestra abuela. 

El resto del mobiliario sigue la misma línea, hay armarios de madera de lo más tradicionales, donde se guardan las tazas, teteras y vasos, y grandes espejos con marcos dorados que cuelgan de la pared. Sin embargo, lo que más llama la atención una vez entras en el local es el amplio sofá que se encuentra en la sala principal y que está a disposición de todo el que quiera sentarse en él. No será el único sofá que haya en el bar sino que más adelante y dejando a un lado la barra nos encontramos con otra pequeña sala en la que pude ver como unas chicas disfrutaban de la comodidad de sus asientos a la vez que charlaban de sus cosas. 

Foto: Ana Muñoz
Podría ponerme a comentar cada uno de los adornos de este bar, pero no acabaría, y es que el café Mamina hace uso de una gran variedad de figuras, cuadros, fotografías, todos muy dispares entre sí, y que alternan un estilo clásico con un estilo más moderno. Podría decir con esto que se trata de un bar de lo más creativo. 

Dejando a un lado todos sus adornos, que nos son pocos, el café Mamina plasma su identidad en sus propias paredes, todas ellas de lo más originales. Éstas chocan con los muebles antiguos del bar, y se caracterizan por sus colores intensos y sus formas. Esta originalidad no solo se plasma en las paredes sino también en el propio suelo, cuyas baldosas juegan con el color blanco y negro como si de un tablero de ajedrez se tratase.    
Foto: Ana Muñoz

Siguiendo con la decoración del local, lo más sorprendente llega cuando te diriges a sus aseos, y es que su decorado es de lo más curioso. Por un lado están las típicas figuritas, jarrones y candelabros de pared que nos recuerdan a los adornos de las casas más antiguas, y por otro lado los collages de las paredes elaborados con recortes de revista, fotografías… que nada tiene que ver con el decorado anterior. De camino a los baños pasas por delante de la cocina, la cual queda al descubierto tras un cristal, dando mayor confianza y seguridad al cliente. 

Foto: Ana Muño
A media tarde el local se encuentra iluminado por una luz tenue, lo que permite a sus clientes disfrutar de un relax pleno, ¡cómo si se encontrasen en su casa! El Mamina sirve sus cafés y tés en distintos juegos de tazas, todos ellos fieles al estilo clásico y decorados de distinta forma. Nos dará la impresión de estar tomando el té en casa con la familia y no en un bar. Además puedes acompañar tu café con una rica porción de tarta. 

En resumen, puedo decir que el café Mamina es idóneo para cuando el salón de tu casa está ocupado y lo que buscas es tomarte un café o cualquier otro refresco, acompañado de unas raciones o algún postre, sentadito en el sofá.

C/Valverde, 42, Madrid
Barrio Malasaña

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